Alemania solía ser motivo de admiración en el panorama económico europeo, pero hoy la situación es muy distinta. Mientras Estados Unidos (aunque ahora hay riesgo de recesión en Estados Unidos tras las medidas altamente proteccionistas) y gran parte de la Unión Europea lograron superar la recesión provocada por la pandemia, Alemania parece haberse quedado atrás.
En 2024, su economía se contrajo ligeramente (en -0.2% luego que en 2023 la economía alemana también sufrió una contracción del -0.3%) al ajustarse por el aumento en los precios, evidenciando una falta de impulso. Las proyecciones para el 2025 no son alentadoras, evidenciando el estancamiento de la economía alemana. Los indicadores económicos revelan caídas impactantes en diversos sectores, lo que ha generado alarma.
Estas dificultades económicas se convirtieron en uno de los principales temas en las elecciones parlamentarias recientes, en donde consiguió mayoría el Partido Político de La Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU, por sus siglas en alemán), en alianza con la Unión Social Cristiana (CSU).
La crisis económica de Alemania: un estancamiento preocupante
La situación económica actual en Alemania se ha transformado en una crisis nacional debido al estancamiento de su producción. Durante años, Alemania se destacó por su buen desempeño laboral y su poder manufacturero, atributos que ahora parecen perder fuerza ante la competencia global. Algunos sectores han llegado a calificar la política económica del país como desorganizada y poco efectiva. Industrias fundamentales como la construcción, la fabricación de automóviles tradicionales y los vehículos eléctricos atraviesan momentos críticos.
Tanto empresarios como ciudadanos expresan su frustración al resumir el problema bajo el concepto de que Alemania ha perdido competitividad. Este sentimiento de declive ha encendido el debate sobre la necesidad urgente de reformas estructurales. Japón es un ejemplo de estancamiento económico que no se quiere tener, dado que en la década de los 90s el país asiático era la segunda economía más grande del mundo, únicamente por detrás de Estados Unidos, sin embargo, el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido muy poco desde hace ya casi tres décadas.
¿Qué está afectando a la economía alemana?
En el corto plazo, el rumbo de la economía alemana muestra indicadores preocupantes de estancamiento La trayectoria económica reciente muestra una preocupante tendencia de estancamiento y crecimiento insignificante. El país, que en su momento fue la tercera economía mundial, cuenta con niveles de producción similares a los de 2019. Es decir, tras ajustar por inflación, el Producto Interno Bruto de Alemania se mantiene prácticamente igual en comparación con hace cinco años. Las previsiones gubernamentales son desalentadoras, pronosticando un crecimiento marginal del 0.3% para el 2025 y dado a que es una economía altamente dependiente del comercio, la guerra comercial impuesta por Estados Unidos a Europa afectará en un mayor grado al desempeño económico alemán.
La excesiva dependencia de los mercados internacionales, fruto de una apuesta globalizadora, ha expuesto vulnerabilidades estructurales del país ante un contexto actual de guerras comerciales. Además, las tensiones comerciales y la disminución en las exportaciones a mercados clave, como la República Popular de China, han agravado aún más la situación. Este estancamiento pone en evidencia la urgencia de diversificar las fuentes de crecimiento económico.
El declive del sector manufacturero y el impacto en la competitividad de Alemania
El sector manufacturero, que fue el pilar de la identidad económica alemana, ha visto disminuir su relevancia de manera drástica. Los elevados costos energéticos, consecuencia de una transición hacia fuentes renovables costosas, han mermado la competitividad de las fábricas. Las condiciones laborales han cambiado, con un notable incremento de contratos a tiempo parcial y una reducción en las horas trabajadas.
Aunque la llegada de inmigrantes ha ayudado a paliar la escasez de mano de obra, también ha generado tensiones en la sociedad. La falta de inversión en infraestructuras clave, debido a políticas fiscales restrictivas, ha profundizado el estancamiento. A su vez, estos factores exigen una revisión urgente de las estructuras económicas y políticas en Alemania. Este escenario desafiante invita a repensar estrategias que impulsen un renacer económico sostenible.